Frente a esto, Fustiñana criticó la falta de transparencia presupuestaria. “No sabemos cuánto dinero entra al hospital. Antes teníamos balances, hoy ya no podemos acceder a esa información”, denunció.

Desde el gremio de ATE y la Asociación de Profesionales y Técnicos del Garrahan se mostraron dispuestos al diálogo, pero sostienen que la conciliación obligatoria dictada por el Gobierno no resuelve el conflicto de fondo. El reclamo es claro: una recomposición salarial urgente y que ningún salario quede por debajo de la línea de pobreza.

De financiamiento compartido a crisis nacional
El Garrahan era financiado en forma conjunta por Nación y la Ciudad de Buenos Aires, pero desde 2017 quedó bajo responsabilidad exclusiva del Gobierno nacional. Según Fustiñana, ese cambio generó un fuerte impacto financiero, agravado por la falta de ajuste presupuestario en un contexto de inflación acelerada.

“La situación es desesperante. Lo que se pierde hoy, en términos de estructura y personal, no se recupera. El Garrahan no es cualquier hospital. Acá atendemos lo más complejo de la pediatría argentina. Y se está vaciando”, advirtió.

Mientras tanto, los trabajadores mantienen el estado de alerta y anticipan nuevas medidas si no hay respuestas concretas en los próximos días.