Llamó la atención de propios y extraños que promediando lo que sería una fiesta de la comunidad de María Auxiliadora, cuando todo parecía una fiesta patronal, apareció en los juegos de luces una propaganda con el nombre del intendente que dejó helados a todos.
Rápidamente comenzó el murmullo de los presentes criticando la actitud del jefe comunal, quien "por más que haya colaborado, nada le da derecho a usar a la Virgen de esta manera" se escuchó decir a un vecino ofuscado. Bajo el concepto de Ripoll, mucha gente que colabora año tras año, también sería merecedora de un anuncio, y mucho más grande por cierto.
Sin dudas la desesperación por intentar mostrar algo políticamente a su espacio, lo hizo caer en una grave decisión, nunca antes vista el dicha fiesta patronal.
Ahora Ripoll deberá hacerse cargo de semejante atropello a los feligreses, que en armonía, en comunidad y en paz, buscaban no ser parte de un circo que fue montado por orden del alcalde local.